¿Qué tiene de político el chocar las caderas al ritmo del dembow? ¿Por qué nos gusta tanto el perreo pero estigmatizamos tanto a quienes hacen o escuchan reggaetón? ¿Puede el reggaetón ser feminista? La discusión es amplia, pero algunas de las respuestas a estas interrogantes las tiene Katelina Eccleston, experta en la historia del género y la mujer que ha llevado el perreo a las aulas de Harvard.
Chile es la capital mundial del reggaetón. Los cinco años consecutivos en que ha ganado el reconocimiento de Spotify como el país donde más se escucha este género musical alrededor del mundo (superando a Puerto Rico), y los más de dos millones de personas que este 2022 intentaron conseguir una entrada para asistir a los shows de Daddy Yankee y Bad Bunny, lo confirman.
Estas canciones que bailamos en las fiestas, que retumban a todo volumen en los parlantes de los autos, y que tantos dicen odiar por su contenido y la supuesta simpleza de su sonido, es indudablemente parte del ADN del Chile post 2000’s y por supuesto, de Latinoamérica. Pero el reggaetón es más que el perreo, el dembow, las letras explícitas o la estética -que tal como canta Wisin en Noche de Sexo-, “combina la calle con la moda de París”, hoy, gracias al trabajo de la historiadora musical experta en reggaetón, Katelina Eccleston, el género está teniendo el reconocimiento racial, político y social que merece.
Katelina “Gata” Eccleston tiene 28 años, y es hija de padres panameños-jamaiquinos, dos de las culturas que hace más de tres décadas fueron las responsables del nacimiento de este ritmo que hoy resuena hasta en las fiestas de los lugares más recónditos y alejados de Latinoamérica. “La Gata” -como es conocida en la industria- es también historiadora musical, fan del perreo hasta abajo y la mujer a cargo de Reggaetón con la Gata, la “primera plataforma dedicada al análisis y la historia” de este género musical. Además, tiene un podcast bilingüe llamado Perreo 101 y fue parte del selecto panel de 20 expertos internacionales seleccionados para armar la lista de Las 100 Mejores Canciones de Reggaetón de la Historia para Rolling Stone. Y como si fuera poco, hace unas semanas expuso en las aulas de la Universidad Harvard sobre afrolatinidad y su estrecha relación con este género musical.
“Es peligroso desconocer los orígenes del reggaetón, porque no puedes saber hacia dónde vas, si no sabes primero de dónde vienes”, dice Katelina desde Las Vegas, ciudad en la que pasó los últimos días de noviembre celebrando la #LatinGrammysWeek. Ahí, entre los más grandes exponentes del género y contando en primera persona la historia del perreo, la Gata conversó con Quiltra sobre el whitewashing, el reggaetón como movimiento de liberación social, el rol de las mujeres la industria, y el por qué deberíamos dejar de pelear por si la Rosalía debe o no ganar premios de música latina.
-Nos encanta escuchar reggaetón, disfrutarlo, bailar e imitar su estética, pero muchas veces como sociedad también juzgamos a este género desde una mirada clasista y racista. ¿Cuál es tu opinión sobre este comportamiento? ¿Cómo superar ese cinismo?
“Creo que hay una desconexión ahí porque considero que esta música efectivamente es festiva. La alegría es una forma de resistencia, la alegría es política. Si la gente no lo entiende, ese no es un problema del artista sino que del receptor o consumidor. La alegría es política y es la base de la creación de esta música que fue utilizada para combatir a las instituciones que querían alentar a los negros a someterse a la sociedad de maneras que iban en contra de su propia existencia.
Cuando este género nació en Panamá, había una dictadura. Esta música le daba felicidad a la gente negra, los ayudaba a celebrar su negritud y su identidad, y así iban en contra del régimen. Eso es absolutamente contestatario y político. No es el formato violento al que estamos acostumbrados con las armas y las manifestaciones, pero el reggaetón es música protesta.
Si aceptamos esto, y arriesgando a sonar cliché, el mundo sería un lugar mejor. Sé que Chile tuvo una serie de levantamientos políticos en los últimos años, y como historiadora puedo reconocer que el reggaetón ha crecido tanto en ese país porque se convirtió en un método de resistencia. La gente está resistiendo con la música, eso es algo muy hermoso y muy poderoso. No es una coincidencia, es el legado de este género. Siempre que los latinoamericanos necesitan un medio de resistencia, recurren al reggaetón. Esto partió en Jamaica, luego en Panamá, en Puerto Rico, República Dominicana y ahora en Chile”
-Durante la primera fecha de Daddy Yankee en Chile en septiembre pasado, hubo diversos incidentes que incluyeron estampidas, personas que intentaron forzar las entradas al estadio, robos al interior del recinto y otros episodios de violencia tanto afuera como dentro del lugar. A raíz de esto, se revivió en los medios de comunicación la discusión sobre la relación entre el reggaetón, la violencia y la delincuencia. ¿Cuál es tu opinión respecto a este estigma?
“Por supuesto que cada género que está basado en la cultura negra/afro como lo es el reggaetón, será catalogado de esta forma ya que los estereotipos no sólo siguen vivos sino que también siguen siendo fuertes.
Lo que pienso cuando escucho que quienes cantan y aman el reggaetón son violentos y promueven la violencia, es en otro estigma perjudicial promovido especialmente en Estados Unidos, el black on black crime. Lo que muchos no entienden es que la razón por la que el concepto de black on black crime es tan racista, es porque todas las otras razas se matan entre ellos en la misma proporción.
Entonces cuando convenientemente se usa este argumento cuando estamos celebrando esta música, es una táctica racista para distraernos sobre lo que realmente está pasando. Por primera vez en la historia el reggaetón está logrando el respeto que merece, y aunque las caras más visibles del género son latinos blancos, este género sigue teniendo raíces negras. Es obvio que esta música que va en contra del status quo será abordada desde los estereotipos más racistas y clasistas posibles, aún cuando finalmente el reggaetón es un medio de celebración que las personas negras y las personas pobres tienen para sobrevivir en países como Puerto Rico, Colombia, República Dominicana, y todo latinoamérica. Así que sí, este pensamiento es inherentemente racista y es algo que debemos cambiar porque está mal.
También existe una discusión sobre la categoría de “música urbana”, a la que se critica por reducir distintos géneros a lo mismo cuando no lo son, especialmente en premios como los Grammys donde se encasilla a todos los artistas latinos en una misma etiqueta ¿Qué opinas de esto?
“Pienso que los Grammys necesitan más categorías. Creo que en la medida en que permitamos que otros géneros y el idioma castellano tengan su propio reconocimiento, la música que calificamos de “urbana” debería seguir su propio camino. Me gustaría ver brillar por sí solas a la música tropical, la bachata, el merengue, los que constantemente son clasificados bajo esta etiqueta cuando no lo son. Ahí yo me pregunto, ¿por qué no tener entonces una categoría sólo para la bachata, por ejemplo. Hay suficiente competencia como para abrir ese camino. Creo que este término está pasado de moda y además es incorrecto, así que si tuviera que cambiar algo sería justamente eso”
-Una de las principales críticas hacia el reggaetón tiene que ver con la forma en la que se trata a las mujeres, a las que además constantemente se nos borra de la historia tanto como audiencia y como exponentes. ¿Cómo ves tú esa situación?
“El reggaetón en todas sus formas es feminista. Hay momentos feministas como Yo Quiero Bailar de Ivy Queen, o la música que está haciendo la hermosa Villano Antillano, la primera y pionera reggaetonera transgénero. Lo más feminista que hay en el reggaetón no es la música, sino lo que decidimos hacer con nuestros cuerpos y la autonomía que expresas cuando estás disfrutando esas canciones. Ahora, por supuesto que también hay momentos de cosificación y eso siempre hay que recalcarlo y llamarlos por lo que son.
Sin embargo, también creo que no deberíamos hacer la vista gorda a las mujeres que han expresado o que han celebrado esa cosificación por cuenta propia. Tenemos que recordar que temas como Dale Don Dale tienen a mujeres pioneras como la puertorriqueña Glory Glow, quien dice la icónica frase “suelta como gabete” en la canción. Ella lo dice con mucho orgullo, con mucha confianza, y lo hizo para celebrar su sexualidad. Eso fue poderosísimo, y no conozco a ninguna mujer que no cante esa parte cuando empieza a sonar. ¿A quién no la hace feliz cantarla? Eso es porque Glory se estaba mostrando poderosa junto a Don Omar. Y también hizo lo mismo en Gasolina con Daddy Yankee. Claro, lo que ella hace es responder a un llamado, pero sin su respuesta no hay interacción. Hay poder ahí también, y sin su esencia esa canción se evapora.
Tenemos que darle un aplauso a mujeres como ella o como Jenny la Sexy Voz (Sola, ft. J. Álvarez y Farruko) y reconocer que las mujeres en este género como Becky G y Natti Natasha en Sin Pijama están adueñándose de su sexualidad, y diciendo ‘ok, si los hombres quieren ir hacia allá nosotras podemos ir también, no los necesitamos’”
-Claro, muchas veces en esta conversación se obvia el consentimiento…
“El consentimiento es muy importante, y creo que en su gran mayoría las mujeres estamos de acuerdo con esto. Ivy Queen abrió muchas puertas con ‘Yo Quiero Bailar', una canción que esencialmente es sobre el consentimiento. Pienso que lo que complica las cosas es que incluso si las mujeres consienten esta sexualización, la cultura está primariamente enfocada hacia los hombres y los pone siempre en primer lugar. Existe un creciente deseo de las mujeres de tomar el control en ese aspecto, pero son eclipsadas justamente porque la opinión de los hombres es la que domina. No es que la de ellos sea más fuerte, sino que somos opacadas en ese sentido.
-¿Es el reggaetón inherentemente sexual? ¿Por qué?
“Siento que el sexo en el reggeatón es empoderante. Como la mujer adulta que soy, me excitan las insinuaciones sexuales en sus canciones. Creo que por fin estoy en una edad -y gran parte de sus oyentes también- donde podemos celebrarlas apropiadamente porque crecimos. Esto es algo que extraño mucho, porque casi ya no existe en el mainstream ya que este se trata de proteger una cierta imagen, de poder escuchar esas canciones junto a tu abuelo, abuela, papi o mami. Aunque eso no me preocupa, sí creo que el reggaetón debería tratar de adultos sexualmente libres. Al menos ese es el reggaetón que más disfruto. El reggaetón es una herramienta para que las mujeres exploren su putería (risas), para celebrarla, y sentirse empoderadas por ello”
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